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Unas páginas más…..

Por: María de las Nieves Rico Márquez

          Me asomo a la ventana con una taza de café y no puedo evitar revivir lo sucedido el día anterior. Ese momento tenía que llegar, ese en el que tu hijo, con el corazón en un puño, te mira a los ojos y te confiesa que le han engañado, que le han hecho daño.  Se te rompe el alma, no he podido evitarlo. Desearías cogerle en brazos y mecerle como cuando era un bebé, desearías acabar con aquella persona que le ha causado ese dolor, pero lo que te sale es acariciarle y susurrarle “No te preocupes, se te pasará”. Sabes que es verdad, pero también, y eso no se lo quieres desvelar, no será la última vez que le suceda, pero que esas experiencias, junto con los valores que le hemos intentado inculcar, le harán ser el hombre en el que se convertirá….

          El día avanza. Quedé con mis amigas en un  restaurante que han inaugurado recientemente, de esos que pagas más por el diseño del local y del plato que por su contenido. Nos ponemos al día, nos reímos. En un instante me paro, las miro y me pregunto ¿cuánto hacía que no  nos veíamos?  Da igual, es indiferente, la amistad no se mide en minutos, días o meses. Pero  todo acabó con un “¿Por qué no……?

          Pues ese por qué no se tradujo en que meses  después nos embarcamos en un crucero de una naviera americana, en el que nada era minimalista, ni sencillo, todo era un puro espectáculo. Decidimos descansar  antes de la cena. En efecto, tras colocar mi equipaje, me tumbé en la cama y desde allí podía ver el Mar Mediterráneo, esperándonos como  un buen anfitrión.

          Perdí la noción del tiempo, abrí los ojos y ví la puerta del baño entreabierta, la luz encendida. Creía que la había apagado, o quizás no, ¡estaba tan cansada! Me acerqué  y ví una sombra. ¿Qué es eso? O mejor dicho ¿quién es? Había un cuerpo en el suelo. Probablemente fuera una empleada que se coló en la habitación y se tropezó. No sabía qué hacer, y mi instinto me llevó a  agacharme para comprobar su estado, pero, en ese momento, sentí el aliento de una persona cerca de mi  oreja y de repente todo se volvió oscuro…..

          ¿Todo esto es real, soy yo? No, o puede ser que sí… Estas y otras historias pueden formar parte de algún libro, puedes ser   uno de sus personajes, libros que se convierten en válvulas de escape ante la cruda realidad.  ¡Cuántas veces los ávidos lectores hemos dicho eso de una página más! En estos días  ver el telediario o leer el BOE se ha convertido en una auténtica actividad de riesgo

          Hace escasos días, en la localidad en la que vivo, tuvo lugar la Feria del Libro, en la que pasaron escritores como Paloma Sánchez-Garnica, Julia Navarro, Sara Mesa, María Oruña, Lorenzo Silva y otros muchos. Esto, unido a que en el mes de abril se celebra el Día del libro, me condujo a escribir este artículo.

          Curioseando por internet descubrí que la Feria del Libro de Madrid fuera de las primeras en España y, a instancias de Vicente Clavel, el 6 de febrero de 1926, el Rey Alfonso XIII aprobó el Real Decreto por el que se instauró el Día del Libro, que inicialmente se celebró el 7 de octubre, fecha de nacimiento de Cervantes, hasta que posteriormente se trasladó al 23 de abril, fecha de su fallecimiento, así como fecha de nacimiento de William Shakespeare.

          Recuerdo  de mi  época de Barcelona cómo se celebraba el  día de Sant Jordi, coincidente con el 23 de abril. Qué bonita tradición la de regalar una rosa y un libro, una de las cosas mejores que nos proporciona la naturaleza y el ser humano,  aunque ambos no están exentos de espinas.

          Se dice, sin embargo, que leer es un acto solitario. En cierto modo es así. Te aíslas de todo, y ahí estáis, el libro y tú, como si de un duelo se tratara, esperando cómo avanza cada uno y quién romperá el corazón a quién.  Pero también puede ser origen de un acto social. Os explico.

          Hace unos años descubrí una pequeña librería cerca del trabajo, recomendación de una amiga. Se llama La Librería Ambulante y al frente de ella están Juanjo y Tamara. Juanjo no vende libros, Juanjo es un librero. Cada mes acudo puntual a mi cita con ellos y lo primero que me recibe son las sonrisas de los dos. Tras una conversación más o menos extensa, y más o menos superficial, llega el momento clave: qué libro elegir. Muchas veces Juanjo te mira, te examina, y concluye “Ya sé cuál tienes que leer”. No veo el libro, ni leo sinopsis, voy a ciegas. Él lo empaqueta con sumo cuidado, como si de un ritual se tratara, y te lo entrega como el médico que entrega  a su paciente la receta con el tratamiento que le prescribe. Espero llegar a casa, abrirlo, y siempre me sorprendo con algún detalle que ha incluido. Termino el libro en cuestión  y, para sorpresa de nadie, Juanjo atinó con el tratamiento adecuado, con ese libro de efecto sanador.

          Decía que leer  o el mundo de la lectura pudiera pensarse que es algo  para disfrutar en soledad. Pues no es una afirmación del todo correcta. En la librería se organizan lecturas conjuntas, lo que supone que, además de comentar en un grupo de mensajería rápida, todos los meses acudimos allí para poner en común las impresiones sobre el libro elegido, todo ello  acompañado con algunos víveres que nos endulzan la mañana, como por ejemplo magdalenas caseras que he llevado, bajo demanda y hay pruebas gráficas de ello. Lo que más  me sorprende y satisface es que, pese a la creencia popular, hay mucha gente joven leyendo y compartiendo reflexiones maduras, aunque también es cierto que el grupo está conformado por  personas de todas las edades, géneros, procedencias…   Estas reuniones son imprevisibles, nunca sabes en qué derivarán. De hecho, en uno  de los últimos encuentros, terminamos hablando de Isabel Pantoja ¿Tenía algo que ver con el libro? No ¿Fue divertido y enriquecedor? Sin duda.

          Por eso, leer puede ser lo que quieras que sea, algo solitario o en comunidad, una vía de escape o  de conocimiento. Leer es soñar con los ojos abiertos.

          Quiero acabar con dos frases de autores del  Siglo de oro español:

          “Libro cerrado, no saca Letrado” (Lope de Vega).

          “Lee y conducirás, no leas y serás conducido” (Santa Teresa de Jesús).

          ¡Feliz Día del Libro!

María de las Nieves Rico Márquez

Magistrada_Titular Juzgado de lo Social nº 4 Sevilla