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La Isla del Derecho

Por: Alfonso Zarzalejos Herrero

El sábado tuve la oportunidad de visitar las Islas Cíes. Perdón, ―compañeros―, la Xunta de Galicia me permitió la visita al Parque Nacional marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia.

Entre leyes, reales decretos y decretos, quince normas nacionales regulan el Parque. Esto es España, ¡qué se van a pensar ustedes! Desde la ley que declara el Parque hasta la que regula el régimen de concesiones.

Y eso solo sobre la tierra y sus aguas. En cuanto a lo que vive en ellas, el Parque Nacional marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia es todo esto:

Dentro de la Red Natura 2000: Zona de especial protección para las aves, Zona de Especial Conservación, Zona de Especial Protección de los Valores Naturales: También, Zona OSPAR ― que es la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico del Nordeste―.

Además, desde 2021, Zona Ramsar. Es decir, un humedal designado como de importancia internacional conforme a la Convención sobre Humedales (UNESCO).

Y, por supuesto, la Unión Europea. Directivas, reglamentos, decisiones marco, dictámenes, libros verdes y libros blancos.

No hay que olvidar nunca la omnipresente Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, al pedir permiso para visitar el Parque.

Los más afortunados, sea velero o de motor, podrán fondear su barco. Los patrones sin barco, tomamos el ferri.

Por cierto, el ferri cumple con todas las medidas que exige el Convenio SOLAS (Safety of Life at Sea). Este es, el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar. Chalecos salvavidas para todos.

Para evitar que la gestión y explotación del Parque no cause perjuicio en aquello que gestiona y explota, el Convenio MARPOL (“Mar pollution”-Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques).

El derecho, así, se convierte en un ecosistema. Esto es, una comunidad y el medio natural en el que vive.

Las leyes y los decretos estatales, las leyes gallegas y hasta las regulaciones municipales de Vigo, coexisten ―no siempre pacíficamente― como lo hace la gaviota patiamarilla con el cormorán moñudo y el casi extinto arao ibérico.

La muy lograda Red Natura 2000, los reglamentos, directivas y decisiones marco de la Unión Europea, conviven como lo hacen los conejos, erizos y nutrias.

Los tratados y acuerdos internacionales y sus instituciones, OSPAR, RAMSAR, SOLAS, MARPOL y la ONU, UNESCO o la OMI (Organización Marítima Internacional), se relacionan como los rodaballos, los pulpos y las nécoras.

Independientemente de la legítima crítica a la desmesura legislativa, somos nosotros; conscientes del patrimonio natural que tenemos, conscientes de nuestro deber de conservarlo y conscientes de nuestro poder de destruirlo, los que nos obligamos a cuidarlo.

Lo hacemos por medio de normas. Como en todo ecosistema, no existen compartimentos estancos. Desde Vigo hasta la UNESCO. Desde la protección del cormorán hasta los chalecos salvavidas del ferri.

Alfonso Zarzalejos Herrero

Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Ribeira