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DE LO POLITICAMENTE INCORRECTO EN LO QUE A MUSICA SE REFIERE_Carmen Romero Cervero

DE LO POLITICAMENTE INCORRECTO EN LO QUE A MUSICA SE REFIERE

              “De un tiempo perdido,  a esta parte esta noche ha venido, un recuerdo encontrado para quedarse conmigo”. Así reza una canción de Andrés Calamaro, el compositor argentino que, los que estamos a punto de que nos vacunen, hace tiempo que adoptamos   y sentimos como propio.

Pues eso, como dice el Calamaro, “de un tiempo perdido a esta parte” nos hemos encontrado con una serie de conceptos, vocablos, expresiones, palabros….llamémoslo “X” que han ido  abarcando el léxico, la manera de hablar, la manera de expresarnos y que, cuando echamos la vista atrás….vemos como “de un tiempo a esta parte” nos han invadido conceptos y percepciones absolutamente distintas a lo que teníamos hace unos años cuando, los que ahora peinamos canas, sólo veíamos horizontes sobre nuestras cabezas y no precisamente plateados.

Perdón por repetirme pero, “de un tiempo lejano a esta parte ha venido esta noche” un universo musical y  un universo terminológico, en el que lo que hasta ahora habíamos visto con toda la naturalidad, se ha convertido en lo políticamente incorrecto.

Cualquiera que haya seguido estos meses  pasados las entradas de este blog en las que he intervenido, pronto se habrá dado cuenta de mi pasión por la música. Pues bien, poniendo en relación esa pasión con lo que decía Calamaro, es fácil adivinar el sentido de las siguientes líneas….

De un tiempo a esta parte, nos hemos encontrado con que, lo que se cantaba y se componía con absoluta normalidad, se ha convertido en canciones políticamente incorrectas, incluso a muchas de ellas se las tilde machistas. Que yo me pregunto…a estas alturas de la película…¿qué es machista y qué es feminista?.

En fin, que siendo consciente de la crispación generalizada en la que vivimos, como siempre, estas líneas, lo único que pretenden es servir de válvula de escape y, si te tercia, hacer reflexionar sobre la gran pregunta de hacia dónde vamos y de dónde venimos.

Cuando una era joven, dos eran las revistas “femeninas” que existían: el “Vale” y el “SuperPop”; hoy por hoy, el catálogo es interminable.

Si hoy nos metemos en “San Google” y tecleamos “canciones machistas políticamente incorrectas” no dejaríamos de sorprendernos de cuantas canciones, con las que muchos de nosotros hemos crecido, hoy por hoy, se consideran así.

Empecemos por un clásico en las listas de canciones proscritas por un determinado sector de la población y es el tema de Loquillo, “La mataré”, en la canción dice “sólo quiero que una vez, algo la haga conmover, que no la encuentre jamás, o sé que la mataré” pero…qué hay antes de ese “sé que la mataré” : un hombre que “hubiera muerto por su risa/ hubiera sido su feliz esclavo”.

Si seguimos buceando en “San Google”, otra de las canciones políticamente incorrectas es la de Santiago Auserón, a la cabeza de Radio Futura, cuando cantaban aquello de “y si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared, te voy a dar una paliza por haber escrito mi nombre dentro”…en fin…a mí, hace unos años (incluso ahora, más ahora) me encantaría que alguien pintara un corazón de tiza en la pared, con  mi nombre escrito dentro.

Y seguimos. Estas revistas “femeninas”, consideran también políticamente incorrecta la canción de Fito y Fitipaldis cuando habla de una muchacha que “tenía los ojos verdes y un negocio entre las piernas”; obviamente, nada decimos del gran Sabina cuando en sus 19 días y 500 noches hablaba de  que la moza tenía “la lengua muy larga y la falda muy corta”.

Los M-Clan debían practicar el canibalismo cuando cantaban a “Carolina” y le recomendaban que los tratara bien porque si no “al final te tendré que comer”.

Los analistas de canciones malditas también consideran un símbolo de machismo el bolero; ahí tenemos a Luis Miguel cantando “La media vuelta”, tampoco les gusta que El Sol de Méjico nos diga eso de que “te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quieras te detengo, yo sé que mi cariño te hace falta porque quieras o no yo soy tu dueño”.

Los que tienen unas previas a punto de incoar son Los Ronaldos con su “sí, sí”; Coque Malla y compañía empezaban fuerte cuando decían “estás haciendo mal al dejarme pasar / estás haciendo mal y no sé lo que va a pasar. Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte hasta que digas sí”.

Y si Los Ronaldos tienen unas previas en ciernes, de Alejandro Fernández ni hablamos; el auto de apertura de juicio oral ya está firmado y notificado con “Mátala a besos”, nos dice el mexicano….”mátalas con una sobredosis de ternura/ asfíxialas con besos y dulzuras  / contágialas de todas sus locuras / mátalas con flores de canciones, no les falles que no hay una mujer en este mundo que pueda resistirse a los detalles”; como subtipo agravado, el Ministerio Fiscal tuvo muy en cuenta esta estrofa: “amigo, voy a darte un consejo. Si quieres disfrutar de sus placeres, consíguete una pistola si es que quieres o cómprate una daga si prefieres y vuélvete asesino de mujeres”.

Pero el buscar lo políticamente correcto nos ha llevado a tales niveles de absurdo que canciones infantiles y tradicionales, años después, han sido reescritas para contentar a las voces que se escandalizaban con las letras originales y el ejemplo paradigmático de tal cuestión es una canción con la que muchos nos hemos criado….”Los días de la semana”; recordemos “lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que planchar así planchaba así, así ,así planchaba así, así, así planchaba que yo la vi…”; Miliki, el propio autor de la letra, años después, publicó  un disco titulado “A mis niños de 30” que recogía las míticas canciones de Los Payasos de la tele y en lo que a esa canción respecta, la había cambiado la letra y ya no era la niña la que planchaba, lavaba, cosía y demás….ahora la canción es “lunes antes de almorzar, un marido fue a correr, pero no pudo correr porque tenía que planchar, así planchaba, así, así, así planchaba así, así, así planchaba que yo lo vi”.

Cosas así me recuerdan a la iglesia cuando “tapó” parte de la Capilla Sixtina, cubriendo las partes pudendas de muchas de las maravillosas figuras pintadas por Miguel Ángel; cuando en los años ochenta del pasado siglo se restauró, se descubrieron como eran realmente, con sus cuerpos desnudos. ¿Realmente queremos hacer eso con la cultura de un país? ¿Realmente vamos a cometer los errores que, en otros tiempos, se cometieron? ¿Queremos realmente que vuelva la censura? (censura, eso sí, para un determinado enfoque).

En cualquier caso, una es muy refranera y la mejor manera de acabar estas líneas es diciendo que “no hay palabra mal dicha sino mal entendida”.

Carmen Romero Cervera

Magistrado – Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 2 de Mérida