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Pablo LLarena analiza el nuevo curso judicial para Confilegal

El diario digital «Confilegal» publica la visión de los Presidentes de las cuatro asociaciones judiciales sobre el nuevo curso legal, la postura de nuestro Presidente, ante las tres cuestiones planteadas, es la que mostramos a continuación:

PREGUNTAS:

1. ¿Cuáles son los grandes retos para los jueces en este nuevo curso judicial?

2. ¿Cómo repercutirán las nuevas leyes en la judicatura?

3. ¿Creen, de verdad, que éste será el año de la Justicia?

Respuestas:

1. Si entendemos que un reto es lo que debemos tratar de superar por nosotros mismos, creo que hay dos cuestiones en las que los jueces debemos concentrarnos. De un lado, reforzar nuestra vocación por profundizar cada problema concreto que se somete a nuestra decisión. Debemos eludir las respuestas semi-automatizadas que impone tener que hacer frente a una elevada litigiosidad. De otro lado, todos los jueces deberíamos percibir el valor de la seguridad jurídica en una sociedad democrática. Aceptar el mandato de la ley supone que el juez se somete a la voluntad general, mientras que las respuestas personales imaginativas, no sólo entrañan que un ciudadano no puede prever nada en función de las consecuencias de sus actos, sino también que el juez impone a la sociedad su particular visión de las cosas.

2. Más allá del retraso en la edad de jubilación y la sustancial mejora de nuestros derechos pasivos, destaco -desde el ejercicio jurisdiccional diario- la reforma del Código Penal, que indudablemente supondrá una mayor dificultad por la aplicación del derecho transitorio, tanto revisando sentencias, como enjuiciando los hechos ya cometidos. La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal aportará una mejor protección de los derechos de los inculpados, pero se va a reflejar también en un esfuerzo de las oficinas por incorporar los derechos procesales y asistenciales a las víctimas y por los plazos de investigación de los delitos. Estos terminarán por generar dinámicas más ágiles en la llevanza de los procedimientos, pero despertarán en algunos una cierta sensación de apremio.

3. No lo ha sido ninguno de los que ha habido en las diez legislaturas democráticas anteriores y supongo que es difícil que éste lo vaya a ser en el principio de este año, precisamente por lo avanzado de la legislatura. Esperamos que el comienzo de la legislatura propicie una reflexión serena y consensuada de las estructuras de la justicia, para modernizar lo que no admite demora. En todo caso, si esa reflexión llegara a producirse, la envergadura de la reforma nos obliga a asumir que su ejecución llevará años. De cualquier modo, tampoco creo que el ejercicio vaya a ser tan adverso como los años pasados, particularmente el año 2010 con nuestra desproporcional disminución retributiva. La situación económica ha mejorado y la convicción de la necesidad de reformar entre todos la justicia, también. (Fuente «Confilegal»)