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VISTO LO VISTO….SEGUIMOS CON MÁS MÚSICA, QUE LA GENTE TIENE GANAS DE MAMBO – Carmen Romero Cervero
VISTO LO VISTO….SEGUIMOS CON MÁS MÚSICA, QUE LA GENTE TIENE GANAS DE MAMBO.
Cuando el pasado enero escribía una entrada para este blog y comenzaba diciendo que quizá, en este 2021, íbamos a echar de menos al 2020, no me equivocaba ni un ápice; dos meses después de aquellas líneas, el ritmo trepidante de los acontecimientos sociales, políticos y sanitarios me llevan a concluir que el refranero nunca se equivoca y es que: Virgencita, Virgencita que me quede como estoy; pero me temo que la Virgencita no nos va a dejar quietos hasta dentro de mucho tiempo.
Si en aquellos primeros quince días de enero nos habíamos enfrentado a nevadas, asaltos al Capitolio, subidas del recibo de la luz…..en los últimos meses podemos añadir miles de dosis de vacunas que se han perdido, mordaza de uno de los Poderes del Estado a otro, la amenaza de una cuarta ola de la pandemia, anuncios de mociones de censura que han terminado en nada pero que han provocado un efecto mariposa del que todavía no sabemos el final, Vicepresidentes que dejarán el puesto “en su propio momento procesal oportuno”, campañas electorales que comienzan antes de tiempo, la Ley de la Eutanasia, …..en fin, las noticias se acumulan y yo sólo pido encarecidamente, que alguna mañana, no tenga que encontrarme con alguna sorpresa, que me dejen trabajar sin sobresaltos porque este ritmo….no hay corazón que lo aguante, que nos van a faltar tiritas “pa” tanto corazón “partío”.
En fin, que visto como está el panorama, una tiene la sensación de que la gente quiere “mambo”, así que…..qué mejor que seguir con música.
Después de la entrada del blog en enero, muchos compañeros me recriminaron cariñosamente el no haber incluido más canciones en aquellas líneas así que, vista la situación de “movida” que vivimos y las peticiones del público ¿qué mejor que seguir con la música y los juzgados?
Hoy vamos a comenzar con el derecho procesal y la importancia de los plazos. Sin duda, saber derecho material es importante pero, si me apuran un poco, es casi más importante dominar el procesal porque un plazo mal contado, arruina una pretensión, por mucha razón que en el fondo se tenga y uno que domina los plazos es Rulo y la Contrabanda en “The End”; el muchacho es inteligente y sabe que cuando una relación se ha terminado, lo mejor que puede hacer es poner tierra de por medio y, además, en el momento procesal oportuno porque lo demás, resulta a todas luces extemporáneo y así nos dice “me voy antes de adjetivos posesivos, me voy antes de que sea tu enemigo, me voy antes que declararte una guerra; a intentar olvidarte con cualquiera; me voy antes de que un juez marque los plazos, me voy antes que se corten los abrazos, me voy antes, quédate la poesía, no pondré tu vida patas arriba”. No dirán que no es una despedida con un poso de dulzura hacia el destinatario de la misma.
En muchas ocasiones, cuando uno termina relación, lo que le pide el cuerpo es quedarse en casa, recapacitando pero, en otras ocasiones, lo que apetece es cerrar bares (en estos momentos actuales, eso de cerrar bares suena tan romántico), entrar en cualquier tugurio y pedir una copa y observar al personal; en esos tugurios es muy fácil encontrarnos con un ecosistema muy heterogéneo en el que, obviamente, también nos vamos a encontrar con lo que ahora los modernos llaman “operadores jurídicos” y si no que se lo digan a los hermanos Quijano, sí, sí….los tres del Café.
En su Taberna del Buda nos dan detalle del personal asiduo a la misma; comienzan diciéndonos que “es un local de mala muerte”, en el que la clientela es bastante fija porque “se juntan cada noche los de siempre”, tiene un ambiente intelectual porque “se escriben guiones, novelas negras, se escriben páginas de trucos y maneras”, la canción tiene unos cuantos años porque se refiere al humo que hay cuando se abre la puerta y se penetra en el local; obviamente, hoy en día esas nieblas densas que nos encontrábamos en esos bares son inimaginables y casi hace que ya no podamos referirnos a ellos como tugurios.
En fin, sigamos con los habitantes del establecimiento en cuestión; nos dicen que hay “en una esquina un presidiario, justo en la barra enfrente hay un notario; un separado con una viuda, hacen pareja con la amiga de la viuda” y seguimos con el mundo jurídico “hay un decano también y un abogado también y un policía rodeado de ladrones y una princesa y una portuguesa que en nada quedan si se quitan los tacones”. Vamos, que al Belén no le falta una figurita del mundo del derecho.
Si el ambiente del Buda no nos ha convencido, siempre podemos cambiar de bar, pero hemos de darnos prisa que a las 11.00 de la noche tenemos que estar en casa así que, vamos a apurarnos y abrir la puerta de otro establecimiento; este sin nombre (así que cada uno que piense en alguno conocido con el que se identifique); volvemos otra vez con Rulo y la Contrabanda; el ambiente poco difiere del Buda; en el “Blues de los sueños rotos” nos encontramos con espacio para todos los públicos porque “tiene sitio el poeta, tiene sitio el banquero, cuando te duele el alma no importa el dinero, tiene sitio el trilero, tiene sitio el notario, este bar de la esquina se llena a diario”. El señor Notario ya hemos visto que frecuenta este tipo de locales, estaba en el Buda de los Quijano y ahora en el bar de la esquina del Rulo.
Quizá en alguno de estos locales podría trabajar, como camarero, el protagonista de “Tiramisú de limón”, de Joaquín Sabina cuando nos recuerda que “de madrugada y por la puerta de servicio, me pasabas el hachís, al borde del precipicio jugábamos a Thelma y Luise” pero esa relación tóxica llegó a su fin porque reconoce sentirse liberado cuando nos confiesa que “esta noche estrena libertad un preso, desde que no eres mi juez, tu vudú ya pincha en hueso, tu saque se enredó en mi red”.
Alguno en una noche loca en algún local de mala muerte ha terminado como Extremoduro en “Si te vas” cuando nos dicen que “si he tardado y no he venido es que ha habido un impedimento, me llevaron detenido para hacer un declaramiento; he robado, he mentido y he matado también el tiempo y he buscado en lo prohibido por tener buenos alimentos” o termina como Pepe Botika, también de los Extremo; Pepe, el que era “un horrado traficante” que nos cuenta sus historias en sus años en la cárcel, de nosotros no tiene muy buena opinión porque dice “que vergüenza, Señoría, ¿cuánto cuenta su amnistía?” y luego, nos hace un repaso de un buen puñado de centros penitenciarios de todo el país….”Carabanchel, la Modelo, Herrera de la Mancha, Cáceres II, Alcalá Meco, Puerto de Santa María” al final Pepe lo que quiere encontrar es a sus amigos porque, según él, están “encerrados sin motivo”.
Y ya que estamos en prisión, quien no recuerda aquellos gorgoritos de Antonio Molina en “soy un pobre presidiario”; allí decía “soy un pobre preso que ha perdió la ilusión, soy un pobrecito soñador, soy un pajarillo que nació’pa cantar y por eso quiero la libertad”.
Y cumpliendo los deseos de Antonio Molina, vamos ahora con ese preso que ha cumplido su condena y grita a todo el mundo “me sueltan mañana” como hacían los Ilegales al cantarnos “me sueltan mañana, saldré a la calle, respiraré libre, me subiré a los árboles” eso sí, viendo como continúa la canción me temo que esa libertad no va a ser muy duradera ya que reconocen abiertamente que “sé de algún chivato que va a tener que correr”.
Llegados a este punto y en tanto en cuanto el protagonista del “me sueltan mañana” no encuentra a su chivato, vamos a dejarle que siga disfrutando de su libertad, concluyendo aquí estas líneas que, como siempre, la única intención que han tenido ha sido arrancar una pequeña sonrisa al lector y evadirle de las sombras que nos acechan deseando, eso sí, que este año, a diferencia del pasado, nadie nos robe el mes de abril y no tengamos que volver a hacernos la misma pregunta que se hacía Sabina sobre la cuestión.
Carmen Romero Cervero.
Magistrada Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 2
Mérida – Badajoz