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De Vuelta
Por: María de las Nieves Rico Márquez
Día 2 de septiembre de 2024.
6:00 am, suena la alarma. Mi primer pensamiento: «Bueno, comienza el año judicial, este año me lo voy a tomar con tranquilidad, no me voy a agobiar».
7:30 am, llegada al edificio judicial.
– ¡Buenos días¡ ¿Qué tal esas vacaciones? – saludo con entusiasmo a los Guardias civiles que custodian el edificio.
– ¡Buenos días Señoría¡ Las vacaciones muy bien, cortas como siempre, ¿ y las de usted?
– Estupendamente, muchas gracias.
Finalizada la conversación de inicio, me adentro en el hall y al instante llega el ascensor, y una persona, amablemente me indica «¿sube?». «No, muchas gracias, subo por las escaleras». Y así, diligentemente, me dirijo a las escaleras, aunque he de reconocer que, a duras penas, pude llegar a la quinta planta con el aliento suficiente, pero con la conciencia de que estoy iniciando una nueva etapa.
Llego a despacho tras los correspondientes saludos y comentarios sobre el período estival con la oficina y no sé por qué pero me sigo sorprendiendo, porque dejé la mesa limpia y como algo puramente milagroso, o como si de los gremlin se tratara, parece que se les ha echado agua a media noche y los procedimientos se han multiplicado en mi ausencia.
Aprovecho la ocasión y hablo con mi LAJ y le indico que, dado que la agenda está sobrecargada, que por favor si hay algún hueco que no me lo rellene, porque terminé muy estresada, con más de 28 juicios semanales, y eso repercute en la salud. Él, siempre atento, me respondió que sin problema.
Terminada la jornada laboral, llego a casa, y cocino algo a la plancha acompañado de ensalada. Ya por la tarde, me dirijo al gimnasio, el mismo que tuve que dejar apartado, y en la recepción me atiende la chica, que ya me conoce, me recibe con su habitual simpatía:
– ¡Hola¡ ¡Cuánto tiempo¡
– Sí, ya sabes, tuve que borrarme, los niños, el trabajo… Pero, voy a retomarlo, así que, por favor, explícame las opciones que hay.
– Por supuesto, mira tenemos tres tipos de tarifas: La primera, tarifa reducida, muy bien de precio, pero sólo es para aquellas personas que pueden ir por la mañana; la segunda, tarifa normal, la que conocías, pero es para ir solo por la tarde y la última, tarifa premium, que si bien es más cara, pero tendrías acceso a las instalaciones a cualquier hora, de lunes a domingo.
– Pues mira, la premium, porque así no tengo que estar sujeta a horarios y tengo más flexibilidad para poder venir cuando pueda.
– ¡ Perfecto¡ Te vas a alegrar.
– ¡ Seguro¡
Termino el día muy satisfecha, todo muy zen, muy healthy, este año sí que sí.
Día 3 de septiembre. Llego a la oficina, más papeles en el despacho, pero no pasa nada Nieves, lo que no puedas hacer hoy, mañana seguiremos. Por la tarde, voy al gimnasio, evidentemente con la nueva equipación que adquirí el día anterior en Decathlon, porque tampoco me voy a gastar un pastón, porque los niños empiezan el cole y la cuesta de septiembre es peor que la de enero, sin duda. Empiezo con la clase de bodypump, y cuando termino solo agradezco que mi coche sea automático porque no puedo mover los brazos.
Llego a casa, ceno ensaladita, y esta noche me voy a ver una serie, pero voy a verla en inglés, porque este verano me he dado cuenta que lo tengo un poco oxidado.
¡Segundo día perfecto¡.
Día 4 de septiembre, mi primer día de juicios tras las vacaciones y primera petición de suspensión y primera pregunta del LAJ ¿dónde lo pongo?, miramos la agenda y estaba a tope, pero había un hueco de otra suspensión, y titubeante dije «ponlo en este hueco». «No pasa nada, está bien, es una demanda antigua, pero es que no había más hueco y no lo iba a poner a dos años vista». A todo esto con un dolor por las agujetas, que parecía los muñecos de playmobil, ni doblar los brazos ni la piernas podía. Por cierto, no lo he dicho, pero ya de las escaleras del Juzgado nos olvidamos al segundo día, pero no pasa nada porque lo suplía con el gimnasio. Fin de la jornada de juicios, nada mal 10 sentencias ya pendientes. Al mediodía un poco de pasta, porque necesito hidratos, con coca cola, porque simplemente me lo merezco y por la tarde, clase de zumba, que no estoy yo para muchas pesas hoy. Bien, Nieves, no ha sido como el primer día, pero objetivo cumplido, y además sigo con esa serie en VSO, acompañado con una onza, solo una de chocolate, como premio.
El día siguiente no difiere mucho del anterior, y por la tarde, cuando aún parecía las muñecas de famosa andando porque las agujetas me impedían andar como una persona normal, pensé que mejor no ir al gimnasio, porque el cuerpo tiene que recuperarse y porque este día también me quedaron otras tantas sentencias y tengo que trabajar. Pero , vamos que mañana sin falta voy al gimnasio, y esta noche una peli de esas de encefalograma plano, que no estoy yo para mucha traducción.
Y así suceden los días. Mañana no podré ir al gimnasio porque me tengo que poner más o menos al día, los niños empiezan el cole y algunas extraescolares con lo que no me da tiempo, pero no pasa nada, el fin de semana voy. Pero el fin de semana, es para ir a la compra, cocinar, intentar descansar (intentar, insisto, porque algún día hay que ponerse a resolver algún recurso o sentencia sencilla). Semana siguiente, hoy no voy al gimnasio porque es la comida de despedida de… y ya es que en noviembre empezamos a quedar amigos y compañeros, porque en Navidad es muy difícil coincidir todos; ups, semana con otra vez 28 sentencias pendientes.
Llega el día en que paro, reflexiono, y me digo a mí misma: Nieves, es que el año no empieza en septiembre, sino en enero, que es cuando hay que ponerse los objetivos (ser más zen, más deporte, no agobiarse tanto) e intentar cumplirlos en el año nuevo, así vamos a dejarlo para 2025.
Y así, más o menos, se resume la vuelta de las vacaciones de verano de todos los años, es un continuo déjà vu.
Por favor, decidme que, al menos, en algunos de los puntos, coincidís conmigo.
Feliz regreso y feliz nuevo año judicial a todos.
María de las Nieves Rico Márquez
Juzgado de lo Social nº 4 de Sevilla