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Carta del Presidente de la APM a los asociados
Soy consciente de que el tiempo no es algo que te sobre, pero te ruego pierdas un poco del que aún te queda libre dedicándolo a la lectura de estos folios, pues si lo haces estoy seguro que te será muy fácil comprender las razones que nos unen y nos han llevado a coincidir en un programa profesional, que creo indispensable sigamos defendiendo, como hasta ahora, con entrega, convencimiento y orgullo.
La Asociación Profesional de la Magistratura, desde 1980, está completamente involucrada en la defensa de una serie de principios que creemos deben ser inherentes a la Carrera, y así, la defensa de un modelo de Juez fundado en el que contempla nuestra Constitución, a saber, Jueces y Magistrados de marcado perfil técnico jurídico, integrantes de un Poder del Estado, que con independencia, imparcialidad y neutralidad social e ideológica tiene como único norte la aplicación del derecho, compromete de forma definitiva la labor de la Asociación. Sin duda la defensa y promoción de este modelo y de todos los derechos profesionales de todos los Jueces y Magistrados, especialmente los de carácter retributivo, nos impulsan con ilusión y esfuerzo en el trabajo asociativo diario.
Nos sentimos muy orgullosos de estos principios y por tanto de nuestro compromiso asociativo que supone un esfuerzo común en su defensa. Durante años hemos estado en la vanguardia del compromiso, por eso nos duelen profundamente aquellos ataques que ponen en tela de juicio nuestra lealtad y aquel compromiso con la Carrera Judicial, sobre todo si vienen de compañeros.
A impulsos de determinados sectores interesados de la Carrera Judicial y también de fuera de la misma, hay quienes están difundiendo la especie de que la APM no ha estado a la altura; que se ha puesto de perfil cuando todo el colectivo judicial clamaba; que no ha sabido defender los derechos e intereses de los Jueces y la Carrera, que su politización ha quedado definitivamente demostrada…
Se trataría, en definitiva, como en tantas otras anteriores, de convertir en esta ocasión a nuestra querida asociación en parte del problema y culpable, por una razón u otra, de una situación que ha provocado una reacción generalizada de protesta.
Decir, se puede decir de todo. Eso es fácil, sobre todo para los que pretenden sacar ganancia personal del río revuelto. Pero que lo que se dice responda a la realidad es algo bien distinto. Eso es algo, como a nadie se le escapa, que se debe de demostrar. Y nada más sencillo. Se trata, simplemente, de comprobar si lo que se afirma se corresponde con los hechos tal y como los conocemos.
Esta Asociación ha defendido sin titubeos y con empeño y firmeza su modelo de acceso a la Carrera por Oposición, la inconveniencia de los Consejos Judiciales Autonómicos, las retribuciones dignas para los Jueces, hemos combatido la Justicia de proximidad, abogado por la elección democrática entre Jueces de los Vocales del CGPJ de extracción Judicial, etc. Otros no lo han hecho por la tibieza de siempre, y algunos sin embargo han defendido posiciones contrarias. Pero resulta que la pasividad se imputa a los comprometidos.
Refiriéndonos al sistema de elección de los vocales “judiciales”
¿Mentimos si decimos que es un hecho que la APM y los asociados de la APM son los que de forma más insistente, invariable y convencida han defendido, desde el año 1985, que los doce vocales de extracción judicial debían ser elegidos por los Jueces. Y que ese era el sistema más ajustado al espíritu de la norma constitucional y el que mejor garantizaba la independencia y descontaminación partidista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y, por añadidura, la imagen confiable de la institución judicial?
Refiriéndonos al último proceso de renovación del CGPJ
¿Mentimos si decimos que es un hecho que atendidos los datos obrantes en el expediente administrativo sobre el número de Jueces asociados, no asociados y avalistas y aplicando el sistema D´Hont, en orden a la distribución de las doce vocalías reservadas a los “judiciales”, a la APM le hubieran correspondido seis vocales, distribuyéndose las seis vocalías restantes entre JpD (2), FV (2) el FJI (1) y los avalistas, en la persona de D.ª Beatriz Grande, (1)?
¿Mentimos si decimos que es un hecho que esta distribución hubiese permitido una constitución del CGPJ más plural y representativa?
¿Mentimos si decimos que es un hecho que la APM propuso antes de la elección, en sede parlamentaria y en presencia de diputados representantes de todos los grupos, que la distribución se hiciese aplicando estos criterios?
¿Y mentimos si decimos que es un hecho que los Jueces no asociados que concurrieron a la elección no ostentaban, más allá de los avalistas que les apoyaron, la representación de la mitad de la Carrera ni de forma particular ni conjunta, por más que dicha mitad sea la constituida por Jueces y Magistrados que, por la razón que sea, legítima en todo caso, han decidido permanecer no asociados?
Refiriéndonos al estado de los órganos judiciales
¿Mentimos si decimos que es un hecho que hemos denunciado con reiteración e insistencia extraordinarias y en todo tipo de instancias, tanto públicas como privadas, así como en los medios de comunicación, la situación de precariedad en la que los Jueces estamos desarrollando nuestro trabajo; la antigüedad e insuficiencia del instrumental con el que contamos, y la absoluta falta de dedicación a la Administración de Justicia de medios organizativos, humanos, materiales e informáticos?
Refiriéndonos al expediente incoado a D. Rafael Tirado
¿Mentimos si decimos que es un hecho que lo estamos defendiendo en todos los frentes y sentidos desde el primer día. Y que nadie como nosotros y con tanta incomprensión por parte de la opinión pública se ha posicionado ante la misma con tanto convencimiento y rotundidad amparando los derechos y reivindicando la dignidad de nuestro compañero y asociado?
Refiriéndonos a las injerencias e intromisiones de naturaleza política
¿Mentimos si decimos que es un hecho que hemos criticado abiertamente y con total rotundidad cuantas declaraciones políticas irresponsables y gravemente atentatorias contra los principios de independencia y separación de poderes se han venido produciendo en los últimos tiempos, de forma creciente en grosería e intensidad?
Refiriéndonos al modelo de Justicia y de Juez que defendemos
¿Mentimos si decimos que es un hecho que nadie se ha opuesto y rechazado con tanta intensidad, así como desarrollando tanto esfuerzo divulgativo y pedagógico para explicar lo inadecuado de las propuestas, a los Consejos de Justicia Autonómicos; a la Justicia de Proximidad; a la selección de los Jueces por sistemas diferentes al de la oposición pública y libre; a la reducción del papel del Tribunal Supremo y la equiparación al mismo de los Tribunales Superiores de Justicia, o a que el conocimiento del idioma propio de las Comunidades Autónomas que gozan del mismo pase, en los concursos para órganos jurisdiccionales de su territorio, de mérito preferente a considerarse un requisito para ejercer la función jurisdiccional en aquéllas?
Refiriéndonos a los derechos del colectivo judicial
¿Mentimos si decimos que es un hecho que siempre hemos reivindicado el incremento retributivo y el desarrollo y potenciación, en todos los sentidos, de nuestros derechos profesionales?
¿Mentimos si decimos que es un hecho que siempre hemos rechazado los sistemas puramente productivistas y alertado del riesgo de que el ejercicio de nuestra función fuera perdiendo su dignidad si nos olvidábamos de la calidad de nuestro trabajo o se atribuía más importancia de la debida a la cantidad?
¿Y mentimos si decimos que es un hecho que la Comisión Interasociativa Permanente (CIP) fue creada a iniciativa nuestra y como plataforma conjunta desde la que defender de forma convergente y unida todos estos derechos?
Y, en fin, refiriéndonos a la Jornada del pasado día 21
¿Mentimos si decimos que es un hecho que tiene origen en lo acordado en la reunión de Decanos –en número importante de la APM- celebrada el día 8 anterior en la ciudad de Cádiz y que las Juntas de Jueces celebradas dicha jornada fueron apoyadas, expresa y públicamente, por nuestra asociación y contaron con la participación de cientos de asociados de la APM?
¿De qué se trata entonces? ¿Qué es lo que, así las cosas, tanto ofusca y ofende a algunos de lo que hace o no hace nuestra asociación? ¿Que en el CGPJ se nos reconozca, lisa y llanamente, lo que por lógica y justicia elemental, simplemente nos corresponde? ¿Que no hayamos de forma altruista y desinteresada renunciado a lo propio en beneficio de los demás? ¿Que cuando se trata de proveer alguna plaza de forma discrecional defendamos y apoyemos a nuestros asociados? ¿Que hagamos política judicial? ¿Que, no obstante nuestras acciones, sea poco lo que hemos obtenido para el colectivo judicial? ¿Que en relación con la jornada del día 21 no asumiéramos un especial protagonismo?
Nuestra obligación es conseguir que nuestra asociación esté debida y suficientemente representada en el CGPJ y, desde luego, hacer cuanto esté en nuestra mano para que no se nos escamotee lo que, atendido nuestro grado de implantación en el seno del colectivo judicial, verdaderamente nos corresponde. Y no creo, desde luego, que el egoísmo o la insolidaridad, por no dar de lo propio, sean en este caso especialmente reprobables, cuando resulta que los demás de lo suyo e incluso, en algún caso, de lo que ni siquiera es suyo, no están dispuestos a soltar prenda.
También forma parte de nuestras obligaciones defender con la mayor energía el derecho de nuestros asociados a cubrir las plazas que se proveen de forma discrecional y ayudarles cuanto podamos. Y no creo que se nos pueda reprochar el hacerlo salvo que el candidato carezca del mérito, la capacidad o la idoneidad requeridas al efecto. Cosa difícil a la vista del número de nuestros asociados, pues cuesta creer que entre tantos no se cuente con las personas que, aspirando a ocupar la plaza, estén adornadas con los requisitos necesarios.
Tampoco podemos renunciar a hacer política judicial, dado que tenemos un modelo de Juez y Justicia que defender, difundir y desarrollar. Del mismo modo que existen otros que, tan legítimamente como nosotros, propugnan y defienden otros modelos distintos. Aquí lo importante es no confundir el hacer política a secas -que no la hacemos- con el hacer política judicial, para lo que necesariamente tenemos que contar con los políticos, que son, en definitiva, quienes legislan y quienes gobiernan. En este punto te puedo asegurar que nuestra asociación nunca ha renunciado y nunca lo hará, por obvias y elementales razones de interés y pragmatismo, a hablar con todo el mundo. Aunque, como seguro comprenderás, los apoyos y la colaboración vendrán siempre de quien en cada momento esté dispuesto a asumir o a compartir en mayor medida nuestros modelos y planteamientos.
No niego que hemos podido conseguir poco para el colectivo judicial. Pero el poco, que es una medida de cantidad, presupone el algo, por muy escaso o limitado que sea. La pregunta que me surge es ¿en qué medida han contribuido a la consecución del algo los que tan amargamente se quejan y tan virulentamente nos reprueban?
Y en cuanto a la jornada del día 21 tuvimos claro, desde el primer momento, que el protagonismo, si a alguien le correspondía, era a los Jueces. Y también, que las asociaciones debíamos limitarnos a apoyar las Juntas de Jueces convocadas animando a nuestros asociados a concurrir a las mismas y participar activamente en ellas. Nos hemos podido equivocar, pero no creo que se nos pueda criticar por haber actuado, y seguir haciéndolo, con respeto hacia los Jueces; desechando movimientos tácticos o estratégicos, y sin afán alguno de sacar tajada de un movimiento colectivo espontáneo y sin etiquetar. Lo que ya no tengo tan claro es que estén por lo mismo determinadas personas que ya no pueden esconder o disimular su resentimiento por más tiempo. Lo manifestado en algunos casos alimenta justificadamente mis dudas y me lleva a sospechar que algunos ya están siguiendo a pies juntillas eso de que “a río revuelto ganancia de pescadores”. Allá ellos.
Tenemos mucho por hacer, mucho que aprender y mucho que mejorar todavía. Pero no hay razón alguna para que nos embosquemos o agachemos la cabeza. ¿De qué tenemos que avergonzarnos o arrepentirnos? Hemos trabajado y dado la cara por la Judicatura y los Jueces desde siempre y más que nadie. Y dado que formamos parte de una asociación, hemos defendido también con toda lógica, y es nuestro deber seguir haciéndolo, los intereses, los derechos y las expectativas profesionales de todos y cada uno de nuestros asociados.
Seguro que no siempre hemos acertado. Seguro que se podría haber hecho más y mejor. Seguro que hay cosas que cambiar, y que abordar y tratar de otra manera. Lo que quiero es que nos lo digas, que lo propongas, que lo defiendas.
La asociación es un proyecto integrador y participativo en el que no se niega la voz a nadie. Todo el que comparte el modelo puede unirse a nuestro grupo. Y a nadie que desee contribuir e implicarse con más profundidad o de forma más intensa en la gestión asociativa se le niega la posibilidad. Al contrario, es fundamental contar con gente ilusionada, con empuje, con iniciativa y, sobre todo, con enormes ganas de trabajar.
La APM tiene su propia personalidad y constituye un grupo cohesionado, responsable, coherente y comprometido, ética y profesionalmente, con la defensa de sus ideas y convicciones. Pertenecer a una asociación como la nuestra sigue teniendo sentido, sigue siendo importante y debe seguir llenándonos de orgullo.
Siempre a tu disposición, recibe un fuerte abrazo
Jesús María Chamorro González
Presidente de la APM